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Mérida

Una fábula de la política moderna

¿Es autoexilio de lo que sucede? La lucha en la política puede ser un tanto cruel, justamente como en la naturaleza. A saber, la afinidad a una ideología en específico es la que dio como resultado la asociación de las personas y esto, a su vez, a la creación de los partidos políticos.

Miguel Ángel Salazar Segura

La historia nos enseña que, en sus principios, las afiliaciones a sectores liderados por pensadores era algo muy común, el cual generaba divisiones en entre las personas. Los griegos, los romanos y muchas civilizaciones, optaban por agruparse creando sectores bien definidos e identificados. Salirse de alguno era catalogado como una alta traición. Incluso merecía “cicuta” como pago de su traición.

En el México moderno, hubo un tiempo en que la ideología predominaba sobre el interés personal. Los ciudadanos y los votantes señalaban con el dedo a aquel que dejaba sus principios por debajo del interés personal, era juzgado duramente y exiliado, sepultado y olvidado. Hubo muchos casos. Pero eso empieza a quedar en el olvido.

En el México actual, la situación ha variado drásticamente. El argumento es simple y sencillo: una nueva ideología que promueve la misma cúpula política, con la finalidad de mantener los privilegios que permiten seguir tomando del pueblo las riquezas que se generan a través de nuestras obligaciones fiscales. Razón de más no puede existir. Se ha implantado una nueva idea: “no votes por un partido, vota por la persona”.

Lo anterior ha permitido que los servidores públicos de carrera migren o se autoexilien, sin cometer suicidio político y, con ello, llevarse a militantes que creen en esta es una forma natural de hacer válida la democracia y hacer de su interés personal una herramienta para continuar “sirviendo al pueblo”. Peor error no podría existir. Olvidan que la democracia no debe ser influenciada por un solo personaje, siendo esta la libre decisión basada en una ideología personal, más nunca colectiva. Recordemos que la unión de estas ideologías da paso a los grupos.
La ideología no cambia de la noche a la mañana, puesto que es algo que se trae consigo. El pensamiento lo traemos acorde a nuestra experiencia. Algunos lo hacen así, “un día soy luna, otro día soy sol”. En conclusión, es muy fácil encontrar ahora a políticos que han promovido su autoexilio, pero que vehemente han sido aceptados dentro de aquel grupo que consideraban radical y fuera de orden, de un extremo a otro. Eso no podría ser malo, a menos que afecten a quienes, en realidad, sí son los verdaderos militantes de esa ideología política, los que sí portan ese idealismo como resultado de sus años de militancia. Tristemente ahora, con los brazos cruzado y la cabeza baja, lo tienen que aceptar.

Analogía: Esta idea surge de la lectura de una nota en la que se habla de exalcaldes de ciertos sectores políticos que declinan hacia la “Cuarta Transformación” tan solo porque serán los primeros servidos cuando el pastel sea cortado y repartido, las sobras serán para los amigos de los amigos. ¿Será coincidencia? Pero la numerología me trajo al recuerdo la amena lectura de “Las Mil y Unas Noches”, específicamente donde se habla de 40 personas exiliadas de la sociedad, romantizando que “el fin justifica los medios”. Robar al rico para dar al pobre.
Al final de cuentas, la vida sigue su curso, pero somos los votantes quienes debemos finalizar con esas prácticas. Somos quienes debemos señalar estas acciones como corruptas de la ideología propia del político. Somos quienes debemos impedir que lleguen a sus metas poniendo orden y haciendo válida la democracia. Somos quienes tenemos la potestad de decidir quién es la persona que nos represente. Y podría ser aquella que promueva los más altos valores de su partido, de su gente, que se centre en las necesidades del pueblo y deje a un lado sus intereses personales. Mejor idea no podría existir.

Reflexión final. Aquellos que se sienten apartados de sus partidos y de sus gentes, reflexionen que por algo ya no son tomados en cuenta. Al llegar a otro lado u otro partido, les podría suceder lo mismo. ¡Les va a suceder lo mismo! Siempre habrá quienes los sigan despreciando dado su voraz instinto de tener siempre la cuchara grande. Es mejor el retiro que el autoexilio. Es mejor una salida por la puerta grande que una vergonzosa escabullida después de haber traicionado a quienes le entregaron su confianza. Dudo que se pueda confiar en ellos, aun cuando se hagan llamar defensores de La Cuarta Transformación y promotores de La Esperanza de México. Aun cuando los líderes de la cúpula los reciban y los purifiquen de sus pecados pasados. Recuerden que hay una base que tiene memoria y que puede razonar, entender y decidir.

Es solo cuestión de tiempos y todo cae por peso propio. O como diría un buen amigo: “Así sucede, cuando sucede”.

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