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La gasera de la Trinchera; una bomba de tiempo en Umán

Por Fernando A. Toledo y Rivadeneyra
El permiso otorgado por el H. Ayuntamiento umanense para construir una gasera en plena zona habitacional y muy cerca de centros públicos, como el hospital de IMSS y varios centros escolares, es, por lo menos, una total irresponsabilidad y clara muestra de desprecio por parte de Freddy Ruz y sus regidores hacia la ciudadanía y la seguridad de los umanenses.
¿Qué garantías puede ofrecerles Freddy a los habitantes cercanos a esa bomba de tiempo? Yo afirmo, y con conocimiento de causa, que ¡ninguna!
Después de: el terrible derrame de 30 mil litros de ácido clorhídrico de unos contenedores de Grupo Industrial Parissi en el fraccionamiento Arcos que afectó a gran parte de las viviendas y habitantes de ese lugar; las fugas constantes de gas amoniaco de la planta de Kekén, ubicada en el kilómetro 3.5 de la carretera Poxilá-Umán y, súmele usted, la terrible explosión e incendio ocurrido en una llantera ubicada en la carretera Umán-Mérida y a tan sólo unos metros de una gasolinería, reafirman mi dicho: en caso de ocurrir algún siniestro en esa nueva estación de gas Freddy se va a lavar las manos de cualquier responsabilidad.
El derrame de 30 mil litros de ácido clorhídrico ocasionado por Grupo Industrial Parissi en el fraccionamiento Arcos lleva más de dos años, recordemos que ocurrió en octubre de 2018. En su momento Freddy se lavó de culpas y aseguró que ya había iniciado acciones legales en contra de la empresa responsable. Más de dos años han pasado y, hasta ahora, nada se sabe de esos procesos legales y los ciudadanos afectados fueron dejados a su suerte y en total indefensión por parte de Ruz Guzmán.
Si los vecinos de la Trinchera no actúan con valentía e inteligencia ahora mismo, en caso de ocurrir alguna lamentable desgracia, correrán la misma suerte que sus vecinos del Fracc. Arcos.
Los habitantes cercanos a la futura gasera que ahí se construye deben estar consientes que no sólo corren un potencial riesgo sus bienes materiales, sino también la vida de sus familias y que, si no dan la cara ahora mismo y luchan en contra de esa irregularidad avalada por Ruz Guzmán, mañana ya no tendrán derecho a protestar. ¡Las acciones deben de llevarse al cabo ahora y ponerle un alto a tal despropósito! Por eso digo que deben ser valientes.
¿Por qué deben ser inteligentes? Porque en esta época de campañas políticas muchos aspirantes a la alcaldía se acercarán a ofrecerles ayuda. La inteligencia les servirá para distinguir a quien sí desea ayudarles de verdad y a quienes sólo los quieren usar como botín publicitario. Y, a continuación, les echo una ayudadita para que, desde ya, empiecen a descartar la mala hierba.
PRI, PAN y Movimiento Naranja y sus candidatos los dejo afuera. Y mis razones tengo.
Si la gasera, tal y cómo se afirma en las redes sociales, es de los Castillo el PRI queda eliminado por conflicto de intereses, pues sería muy ingenuo pensar que el tricolor umanense va a ir en contra de sus principales titiriteros: la familia Castillo. ¿Necesito explicar más?
El PAN y su candidato Gaspar Ventura tampoco van a llevar el asunto hasta sus últimas consecuencias. ¿De verdad alguien cree que “Venturita” va a patear el pesebre y morder la mano que lo alimenta? Si el blanquiazul de Umán y/o su candidato interponen algún recurso, lo más seguro es que ese proceso legal duerma el sueño de los justos, tal y cómo Freddy hizo con el asunto del ácido derramado. En pocas palabras: darle atole con el dedo a los inconformes sólo para calmar los ánimos, hacer cómo que se hace sin hacer nada y apostar a que, con el pasar de los meses, el asunto se olvide… o que la gente se resigne a vivir junto a una bomba de tiempo.
Los Naranjas y Mardoqueo Uicab están en las mismas condiciones que el PAN y “Venturita”: iniciar un proceso legal para impedir la instalación de esa estación de gas es darse un tiro en el pie. De entrada, el mismo Mardoqueo tendría que explicar por qué él, como regidor, permitió que se otorgara ese permiso. Y si Uicab argumenta que él votó en contra, entonces habría que preguntarle por qué no llevó al cabo las acciones legales que su cargo, como regidor, no sólo le facultan a hacer sino, además, le obligan a hacer.
Así las cosas, los afectados y en general la ciudadanía umanense tiene la última palabra pues ellos, y sólo ellos, serán los responsables por permitir que las autoridades les pisoteen sus derechos. Sólo se requiere valor para actuar e inteligencia para elegir bien. Es cuánto.
