Mérida
La deuda con los ciudadanos…
LA VISIÓN DE CARONTE
Por Miguel II Hernández Madero
En Yucatán se vive una extensión del viejo estilo de gobernar consistente en publicitar acciones de impacto a corto plazo, pero que en realidad no repercuten en la solución de los problemas sociales. Esto no es malo, pues se atiende la demanda urgente, pero sin pensar en cómo erradicar la necesidad.
Dicho de otro modo; se regalan pescados, pero no se dan el cordel y los anzuelos para poder pescar… Mucho menos se enseña a manejar la red.
Eso es una falla en las políticas públicas o bien, una muestra de que quienes están al frente de la Administración Estatal, desconocen el tema. Solamente cultivan la retórica y el esquema asistencialista.
Pero vayamos por partes.
Desde los años ochentas el manejo de las políticas públicas ha tenido una serie de transformaciones, tanto en su generación como en su aplicación, para determinar los esquemas de presupuestación y sus mecanismos de acción.
México es uno de los países que estructuró reformas de este tipo sustentando la actuación gubernamental con los resultados obtenidos en la aplicación de programas; esto hasta antes de la actual Administración Federal. La tendencia fue reformas a esquemas de la Administración Pública para lograr Gobiernos modestos, pero capaces para afrontar con éxito las políticas públicas que atiendan exitosamente las necesidades sociales y los problemas públicos.
Esto es en vez de actuar por mera prospección o expectativas, que no pueden sostenerse a largo plazo. Es claro que no se trata solamente de control de recursos y gastos, porque esto sería mantenerse pasivos y a la expectativa pero sin resolver absolutamente nada, por el contrario el objetivo es lograr resultados a través de la acción.
Con la crisis actual, los cambios rebasan ese control de gastos para enfocarse a la búsqueda sistemática de resultados específicos, medibles y a la vista de los ciudadanos, definiendo a la vez reglas de control y desempeño de las dependencias del Gobierno. En otras palabras, se necesitan resultados y no bonitas palabras o buenas intenciones.
En Yucatán en vez de buscar resultados se está trabajando por objetivos: “vamos a dar tantas cosas a tantas personas”, la razón de ese actuar es porque resolver las carencias es un trabajo a largo o mediano plazo, que se tendría en la siguiente administración.
Enfocarse a la obtención de resultados medibles, generaría beneficios con impacto social, en vez de solamente trabajar programas con objetivos definidos que no tendrían continuidad por la siguiente administración. Se juaga a cumplir con números en vez de solucionar las necesidades reales y atender los derechos que todo individuo tiene a una vida digna y con oportunidades de desarrollo.
Pero para ello es necesario que se deje a un lado el oportunismo, la falta de compromiso, el desinterés y la ineficiencia. Yucatán espera que se le responda con algo más que sonrisas, halagos, discursos bonitos y artículos de oropel.
Estamos de tiempos de “precampañas”, que los aspirantes de diversos partidos han convertido en abiertas campañas proselitistas violando la legislación electoral. En medio del desempleo, pobreza en aumento, inflación, COVID 19 y sus variantes, es insultante que al ciudadano se le pida el voto con promesas vacías, discursas repetitivos y candidatos ajenos o arribistas. Se requiere liderazgo y una visión a futuro…, pero en eso, parece que a los ciudadanos nos están quedando a deber.
. Hasta la próxima…