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Mérida

La 4T: traiciones, corrupción, cinismo y desvergüenza

Por Fernando A. Toledo y Rivadeneyra

El diputado Octavio Rivero Villaseñor, enlace del equipo de Sheinbaum Pardo en Yucatán, afirmó en rueda de prensa que “hay que esperar unos días a que se le bajen los ánimos, si tienen convicción por el movimiento seguirán, no se casen con argumentos y se busque cómo resolver diferencias”.

Cínico, cómo es él, utiliza falazmente los conceptos “convicción por el movimiento” y “resolver diferencias” para mentir. ¿Qué entiende el diputado Rivero por “convicción por el movimiento”? ¿Apoyar a un “movimiento” que presume una superioridad moral con la que afirman que no mienten, no roban y no traicionan, pero que hacen precisamente todo lo contrario: mienten, roban y traicionan? ¿”Resolver diferencias” es para el diputado aceptar esas mentiras, esos robos y esas traiciones a cambio de algo?

El diputado morenista Rafael Echazarreta tiene razón ¿cómo vas a pactar con quienes han demostrado que no tienen empacho robar, mentir y traicionar? Se equivoca Rivero Villaseñor al afirmar que el origen de la inconformidad es la falta de convicción. No señor, el problema lo ha generado la falta de transparencia y de honestidad con los que la federación, gobernadores de Morena y los delegados estatales de Bienestar desviaron y despilfarraron recursos públicos para cargar los dados a favor de la candidata del presidente Andrés Manuel.

Lo que está en tela de juicio y lo que se cuestiona no son los resultados de las encuestas que dieron a la Sheinbaum el “triunfo”. Confieso que hasta yo me sentiría decepcionado que a pesar del abundante y generoso despilfarro de nuestro dinero público no hubiese ganado Claudia. No solo los llamaría mentirosos, corruptos y traicioneros sino también pendejos.

Octavio Rivero Villaseñor les quiere ver la cara a los morenistas inconformes con el mismo discurso que hace dos años les recetó el tabasqueño Ovidio Peralta: “En Morena cabemos todos”. ¡Faltaba más, sobraba menos! Morena es un partido político que se mantiene gracias a nuestros impuestos. Los ciudadanos ponemos gran parte de los recursos para que se mantengan y, por lo tanto, tenemos el derecho pleno para ser admitidos si cumplimos con los requisitos que marcan sus estatutos. No se trata, pues, de un exclusivo club de Tobi en el que sólo los cuates y los lambiscones tienen cabida. Lo que los morenistas desilusionados le reclaman, diputado Octavio, es la facilidad con la que ustedes, las directivas nacionales y estatales y los coordinadores, se bajan los pantalones, las pantaletas y se acomodan en posición supina ante la llegada de políticos chapulines que a base de billete compran las candidaturas en Morena. No se les acusa de tener las puertas abiertas, lo que molesta es que hayan convertido al movimiento en una franquicia de la que cualquiera, con la suficiente lana, puede comprar un cachito para usufructo propio.

¿Cómo quiere, diputado Rivero, que se lleve al cabo una “operación cicatriz” cuando la misma cicatriz está purulenta y engangrenada? El mismo Villebaldo Pech Moo, que tanto ha criticado las candidaturas compradas hoy se sienta en la misma mesa que usted y calla. ¿Será que estar del lado “ganador” compra conciencias, calla bocas y genera complicidades? Es cuánto.

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