Mérida
Gaspar Polanco le está rascando los huevos al tigre
El Pacto por la Ciudad Capital de las Industrias: una vacilada de “Venturita” para que olvidemos que hasta ahora no ha cumplido una sola de sus promesas de campaña y sólo ha organizado eventos de relumbrón. Lo digo y lo sostengo: hace cómo que hace, para no hacer nada.
“Venturita” debe aclarar si se destinarán recursos públicos, que bien pueden servir para bacheos, cambio de luminarias y reparación del equipamiento urbano, para capacitar al personal a empresas privadas. Sí es así cómo se hará ¿a cambio de qué?
Por Fernando A. Toledo y Rivadeneyra
Sé que a “Venturita” le ocasionan salpullido las críticas que desde aquí le vertimos. Y la verdad es que el problema no es su delgada piel, sino su lengua tan larga y su memoria tan corta. Desde este espacio editorial lo único que hemos hecho es recordarle sus palabras y sus compromisos de campaña. Uno de ellos es la transparencia.
En base a esa “transparencia”, de la que tanto se llena la boca Gaspar, sería bueno que hiciese público el soporte técnico, el plan de trabajo y la proveniencia de los recursos que el ayuntamiento va a destinar para ese famoso Pacto por la Ciudad Capital de las Industrias.
De entrada ¿por qué crear una agencia de colocaciones y empleos llamada Dirección de Economía y Orientación al Emprendedor? Un emprendedor no es lo mismo que un empleado.
Ese Centro de Capacitación Laboral y Orientación al Emprendedor, en el que todas las empresas a partir de octubre accederán a capacitaciones para su personal para que eso las haga más competitivas ¿quién va a financiarlo? “Venturita” debe aclarar si se destinarán recursos públicos, que bien pueden servir para bacheos, cambio de luminarias y reparación del equipamiento urbano, para capacitar personal de empresas privadas. Sí es así ¿cómo se hará y a cambio de qué?
Sí finalmente son los ciudadanos umanenses quienes van a pagar la capacitación de trabajadores que van a rendir usufructo a empresas privadas ¿qué van a recibir los umanenses a cambio?
De hecho, las empresas tienen acceso a un programa federal llamado “Jóvenes Construyendo el Futuro”. Un programa que vincula a personas de entre 18 y 29 años de edad con empresas, talleres, instituciones o negocios donde desarrollan o fortalecen hábitos laborales y competencias técnicas. Durante la capacitación, hasta por un año, los participantes reciben un apoyo mensual de $4,310.00 y un seguro médico contra enfermedades, maternidad y riesgos de trabajo.
Además, la Secretaría de Trabajo y Previsión Social también cuenta con un programa a nivel federal y estatal llamado Programas de Capacitación, Adiestramiento y Productividad al que cualquier ciudadano o empresario puede acceder. Entonces, ¿qué cosa nos quiere vender “Venturita” con el pomposo nombre de “Pacto por la Ciudad Capital de las Industrias”? ¿Cuál es la diferencia entre lo que Gaspar está haciendo y lo que ya existe?
Pero Gaspar también habla de un compromiso tripartita al que nombra “G-E-S”, Gobierno-Empresas-Sociedad. ¿Cuántos y cuáles son los nombres de los ciudadanos que representan los intereses de los umanenses de a pie en ese pacto? Porque, hasta donde “Venturita” explicó, las decisiones serán tomadas únicamente por el gobierno municipal, entiéndase el alcalde, y los empresarios. La parte ciudadana sólo está en el membrete del pacto, pero sin voz, ni voto, ni derechos.
Gaspar debe hacer honor a esa transparencia que tanto proclama y explicar, sin tanto rollo mareador, de dónde provendrán los recursos para ese programa, en base a que indicadores se va a medir su efectividad y, con datos concretos, qué beneficios reales le traerá al municipio de Umán y a sus habitantes.
“Venturita” tal parece que no entiende que querer marear a la perdiz con acciones improductivas, cómo este Centro de Capacitación Laboral y Orientación al Emprendedor, es equivalente a rascarle los huevos al tigre. Umán y sus comisarías requieren un pronto y urgente rescate de la miseria y el abandono en la cual su padrino político, Freddy Ruz Guzmán, la sumió. Gaspar no ha entendido que esta vez no hay luna de miel entre ciudadanía y nuevo gobierno y que su margen de maniobra, así cómo su capital político, es tan pequeño como la agotada paciencia de los umanenses. En ese sentido, la desvergüenza y el cinismo de Gaspar, por no querer cumplir sus promesas de campaña, lo único que hacen es irritar más a la ciudadanía. Lo malo es que “Venturita” culpa a otros de querer confrontar, cuando lo más sencillo es que él lleve a cabo lo que prometió durante su campaña, entre otras cosas una auditoría externa a la administración pasada.
Es cuánto.