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Freddy Ruz y los amos del palacio
“La aceptación de la opresión por parte del oprimido acaba por ser complicidad; la cobardía es un consentimiento; existe solidaridad y participación vergonzosa entre el gobierno que hace el mal y el pueblo que lo deja hacer.” Víctor Hugo
Por Fernando A. Toledo y Rivadeneyra
La publicación de las conversaciones por WhatsApp del alcalde de Umán, Freddy Ruz, y sus directores es una radiografía que muestra los huesos pelones de los presuntos hechos de corrupción que existen en palacio y como unos recursos, que son públicos, se manejan con fines partidistas.
La amenaza de Freddy con despedir a todo trabajador del municipio que hable mal de él y/o no apoye a los candidatos del PAN podrían constituir dos probables delitos: el primero es coartar un derecho humano como lo es la libertad de expresión y, el segundo, utilizar recursos públicos para financiar la campaña política del candidato panista Gaspar Ventura. Si bien Freddy no da nombres, con el sólo hecho de exigir el apoyo al candidato del PAN es suficiente para saber que se trata de “Venturita”.
Este comportamiento de Ruz Guzmán no debería extrañarnos, pues es de conocimiento público que él, su madre, toda su familia y allegados se comportan y actúan como si el palacio municipal y el erario fuesen de su propiedad y los servidores públicos, que ahí laboran, sus peones de hacienda.
Por otro lado, Freddy también muestra desesperación: las campañas de “Venturita” y Mardoqueo no levantan por más que se les inyecten recursos públicos, se paguen “boots” para echar porras e insultar a los contrincantes y la gente de palacio se vea obligada a caminar junto a ellos.
Sin embargo, lo más preocupante es ¿qué han hecho los otros candidatos y sus partidos? Teresita Santos y el PVEM ya están luchando en los tribunales electorales y penales, pero Kenia Walldina, de Morena; Pedro Ayora, del PES y Manuel Chablé, de Fuerza México, a pesar que en sus discursos hablan que ellos sí van a cambiar Umán y terminar con la corrupción no hacen nada. Ni Kenia, ni Pedro, ni Manuel entienden la coyuntura política que se vive en Umán: la gente ya no quiere más promesas, quieren hechos… ¡y los quieren ya!
Muchos no olvidamos que durante la campaña pasada Freddy Ruz y sus huestes se sirvieron con la cuchara grande dilapidando de manera descarada los recursos públicos. El presunto desvío del erario fue tan evidente, que pruebas para fincarles responsabilidad penal sobraron… pero ningún candidato y sus partidos políticos quisieron hacer algo. Freddy no ganó porque compró conciencias y votos, ganó porque los otros candidatos y sus partidos se convirtieron en sus encubridores y cómo consecuencia de ello Umán sufre tres años más de abandono y saqueo. Hoy, salvo Teresita Santos y el Partido Verde, ninguno de los otros candidatos parece estar realmente dispuesto a actuar y prefieren ser cómplices de presuntos actos de corrupción. Eso sí, Kenia Walldina, Pedro Ayora y Manuel Chablé presumen en su retórica demagógica que combatirán la corrupción cuando sean presidentes municipales.
¿Por qué no empiezan desde ahora a demostrar sus ganas de servir llevando a Freddy a los tribunales para que, de resultar culpables, él y quienes resulten responsables paguen y se le devuelva a Umán lo que a los umanenses pertenece?
Freddy amenaza con despedir a todos aquellos trabajadores de palacio que hablen mal de él y no apoyen a Gaspar Ventura y en las redes sociales lo tachamos de corrupto, está bien… ¿y qué hay de aquellos candidatos que dicen estar dispuestos a servir y que, pudiendo hacer algo, permiten que estas cosas ocurran en palacio? ¿No que desean la responsabilidad de servir al pueblo y por eso andan en busca del voto ciudadano? ¿Por qué no demostrar desde ahora su voluntad y disposición? Y sí, su silencio puede ser más sano que las palabras, mientras no se convierta con inmoralidad, con respecto a la tiranía y la crueldad, en supina o genuflexa y sumisa complicidad. Es cuánto.