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“Venturita”: la inclusividad del cinismo
Ventura quiere hacernos creer que su administración es muy inclusiva, sin embargo, al igual que las administraciones de Ruz Guzmán, ha excluido a miles de umanenses que, por vivir en fraccionamientos no municipalizados, no tienen derecho a recibir todos los servicios municipales.
Por Fernando A. Toledo y Rivadeneyra
La creación de una nueva coordinación LGBTIQ+ creada por “Venturita” no es más que otra faramalla del alcalde umanense para seguir mareando la perdiz. Y no es que yo esté en contra de la inclusividad, lo que no me parece es que se cree una coordinación que va a generar gastos sin otro propósito más que el decirse inclusivo.
De entrada, la pregunta es ¿cuál es el objetivo de esa coordinación? Y la inclusividad no es la respuesta, pues entonces habría que presuponer que las políticas públicas y las acciones del ayuntamiento son excluyentes con la comunidad LGBTIQ+ umanense, pero, hasta dónde yo sé, no es ese el caso.
Gaspar nos quiere mostrar una realidad irreal. Una especie de matrix que, cómo Neo, sólo él puede ver. Sin embargo, estás píldoras yo no me las trago, aunque “Venturita” las dore con harta retórica.
Ventura quiere hacernos creer que su administración es muy inclusiva, sin embargo, al igual que las administraciones de Ruz Guzmán, ha excluido a miles de umanenses que, por vivir en fraccionamientos no municipalizados, no tienen derecho a recibir todos los servicios municipales.
¿Por qué no en lugar de crear una inútil coordinación LGBTIQ+ no crea una que se dedique a legalizar todos esos fraccionamientos que aún no se municipalizan?
El municipio debe generar acciones y políticas públicas que beneficien a todos sus ciudadanos, no sólo a un grupo. La falta de servicios públicos adecuados en los fraccionamientos irregulares afecta a todos los que ahí viven, hasta los que pertenecen a la comunidad LGBTIQ+. Entonces ¿por qué no empezar a solucionar esa problemática que afecta la calidad de vida de miles de umanenses?
“Venturita” no pude presumir de encabezar un gobierno inclusivo cuando existen umanenses que no tienen derecho legal a que los baches de sus calles se reparen, que las áreas verdes tengan mantenimiento y que las luminarias fundidas del alumbrado público se cambien.
Y sí él asegura que de cualquier manera lo va a hacer es un mentiroso, pues la Ley se lo prohíbe. Y si lo hace estaría desviando recursos públicos, y eso se sanciona. El Código Penal Federal, en su libro segundo, título décimo: Delitos por hechos de corrupción, establece en su capítulo XII las sanciones por peculado en su artículo 223.
El problema de esos fraccionamientos nunca ha querido ser resuelto y eso ha generado ciudadanos de segunda. Pero tampoco se les dice la verdad a esos umanenses, porque se sabe que eso generaría un costo político como resultado de una ciudadanía descontenta.
Si bien es verdad que “Venturita” no es el culpable de esas irregularidades sí es el responsable de, al menos, empezar a solucionarlas, en lugar de engañar a la gente prometiendo algo que el municipio está impedido a hacer. Pero será también culpable en la medida en que evada esa responsabilidad.
Que no nos dore la píldora Gaspar, crear una coordinación para asuntos LGBTIQ+ no es ser un gobierno incluyente cuando hay miles de ciudadanos a los que se les niegan sus derechos. Es cuánto.