Nacional
¿Secretario de gobernación o candidato?
De los quemados de Cd. Ciudad Juárez a los quemados de Mérida.
Por Consejo Editorial
Adán Augusto; secretario de gobernación, una de las “corcholatas” y gamberro institucional en los ataques a los contrapesos de la administración federal (Instituto Nacional Electoral, Instituto de Transparencia, ministros de la Suprema Corte, entre otros), así como evadió su responsabilidad en el incendio de Ciudad Juárez que cobró la vida a 40 migrantes, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, trata de zanjar distancia con la lacra priista de Yucatán cuya presencia “quemó” a los empresarios invitados a la comida que les ofreció el viernes pasado.
López Hernández trató de lavarse las manos del mortal incendio del 27 de marzo pasado en una estación del Instituto Nacional de Migración en Ciudad Juárez, Chihuahua, ocultando un vídeo clave en ese genocidio y, en el caso político de Yucatán, el quemón fatal de los chapulines del patio a la clase empresarial también se le salió de las manos gracias a la filtración de las fotografías de la asistencia a la comilona en la exhacienda San Juan Opichén que los mismos grillos subieron a sus facebooks.
Lo peor del PRI, del PRD, Verde Ecologista y hasta del PAN en los cargos públicos locales acudió puntual al besamanos privado de Adán Augusto, pensando que su mera presencia enviaría el fortísimo mensaje de una gran alianza con Morena en el 2024 sería fundamental para pintar de guinda la Península de Yucatán, pero en las redes sociales el electorado respondió que no quiere para Yucatán una gubernatura como las que ya tienen Campeche y Quintana Roo.
Como hemos informado, en su desesperación por mandar un mensaje sobre una gran alianza electoral que se gesta en Yucatán para frenar al puntero de todas las encuestas a la gubernatura, el panista Renán Barrera Concha, al partido Morena le salió el tiro por la culata con la comida que la “corcholata” presidencial Adán Augusto López Hernández tuvo con una chusma política que los yucatecos creían muertos y enterrados. Y, de paso, los empresarios invitados salieron escaldados porque pensaban que acudían de invitados a un desayuno con el secretario de gobernación y el evento resultó ser un mitin político a favor del candidato.
Las aspiraciones electorales de Adán Augusto, y del delegado del gobierno federal en Yucatán, Joaquín Díaz Mena, sufrieron un fuerte golpe al revelarse en las redes sociales que su base en Yucatán se conforma con los peores políticos locales, identificados por el electorado como saqueadores y vividores del erario.
Los chapulines tricolores estuvieron encabezados por su todavía presidente estatal, Francisco Torres Rivas, quien a escondidas mantenía desde hace meses reuniones con operadores y liderazgos de Morena en busca de alguna candidatura del partido guinda en las elecciones concurrentes de junio de 2024.
Francisco Torres fue la cara de la corrupción de Ivonne Ortega Pacheco, en cuya gubernatura, como secretario de Obras Públicas se encargó de cobrar “moches” a los alcaldes, pero el gran desfalco llegó con el magno proyecto de reconstrucción del Centro Histórico de Mérida, en colusión con la entonces presidenta municipal Angélica Araujo Lara, quien también acudió a la comida con Adán Augusto y ahora pugna por una “gran alianza entre el PRI y Morena”.
Con total desprestigio público, Francisco Torres fue impuesto en la presidencia estatal del PRI en un proceso muy sucio: de un padrón de 191 mil 28 militantes, ese instituto registró 29,257 votos el 7 de abril de 2019. “Panchito” a duras penas superó por unos 500 votos al más fuerte opositor, Diego Lugo Interián, a la sazón alcalde de Sucilá.
Torres Rivas supuestamente obtuvo 14 mil 96 votos contra los 13 mil 499 de Diego Lugo, pero una revisión del listado demostró que el PRI utilizó un padrón rasurado y que muchos de los votos asignados al candidato oficial provinieron de militantes fallecidos.
El 10 de abril de 2019, en la Casa del Pueblo, durante la entrega de la constancia de “ganador” a Panchito Torres, Diego Lugo llevó a la sede del PRI dos ataúdes, con sus respectivas coronas florales: anticipó que el corrupto exfuncionario estatal sepultaría al tricolor, como adelantaron las elecciones de 2018 y se confirmaría en los de 2021.
Sumido en el más completo abandono, el PRI quedó reducido a membrete, sin atención a sus estructuras sectoriales y territoriales, pero con sus exdirectivos coqueteando abiertamente con Morena.
Y como se constató en la comida del viernes, Adán Augusto no sólo quemó a Torres Rivas sino a sus antecesores Carlos Pavón Flores y Mauricio Sahuí Rivero (quien busca ser el candidato de la alianza Morena-Verde-PRI a la gubernatura en el 2024) y a su posible sucesor, el diputado local Gaspar Quintal Parra, brazo derecho de Angélica Araujo en el tejido de la alianza con el grupo del secretario de Gobernación. La Vitacilina de todas las farmacias locales en Mérida están siendo insuficientes… ¡y con la ola de calor que hay en Yucatán!
Es cuánto.