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Placeres y desesperaciones de José Manuel en tiempos de COVID-19
En palacio municipal de Umán, él que no cae… se le resbala.
Balconean al Secretario del Ayuntamiento en redes por sus gustos exóticos y no cumplir…
Por Aquiles Voy Tinal
Actualmente y gracias al encierro por la pandemia originada por el nuevo coronavirus del tipo COVID-19, la desesperación ha envuelto a propios, extraños, chicos, grandes y a uno que otro servidor público, ¿o no es así JoseMa? Sí, el mismo que pisa y calza. Según Lisa Rodríguez, una usuaria de Facebook, el secretario municipal de la actual administración del ayuntamiento de Umán; rechazó, luego de confirmar el pedido a través de una vendedora en redes sociales, un consolador o dildo… vaya usted a saber el uso que le daría.
Los servidores públicos de Umán, siempre se esfuerzan para dar de qué hablar, y esta vez no fue la excepción. Resulta que José Manuel Ruiz, al parecer y a decir de Lisa Rodríguez, solicitó a un proveedor de juguetes sexuales un dildo protuberante, quizá sus apetitos carnales ya no podían más, y por miedo a contagiarse o de contagiar a uno de sus niños de coronavirus, decidió terminar sus ansias por él mismo, aunque después le haya ganado el miedo. ¿Qué pasó Manuelito? ¡Con eso no se juega niño!
¿Por qué será que se arrepintió? Quizá fue aconsejado por sus cercanos de que esa es la manera actual eficiente para terminar con los deseos sexuales. Pero dígame usted estimado lector ¿qué ejemplo dará este señor a los ciudadanos? Efectivamente, es su vida, pero él, es un servidor público y se tiene que comportar como tal, pues para muchos es ejemplo de cómo se debe portar una persona en sociedad, pero ya vemos que, igual que al alcalde, solo le interesa satisfacer todas sus necesidades, incluso las más bajas.
En esta cada editorial respetamos las preferencias de cada uno, pero el que no cae, resbala, y es que al secretario municipal de Umán le encanta resbalarse siempre y embarrarse de las manías de su jefe, pero ahora, literalmente que iba a dar, pero unas buenas sentadillas, sólo que aparentemente se arrepintió y decidió “nomas” no recibir su pedido sin avisar. Que grosería secretario, por lo menos hubiera avisado que ya no lo quería, pobre repartidor gastó su gasolina por su culpa.