Motul
Motul: en el ojo del huracán
Por Consejo Editorial
Motul, Yuc., 20 junio 2022.- En la actualidad, a Motul ya se le puede considerar como ciudad de primer nivel en delincuencia, pues a nivel mediático ya se ha dado a conocer, aquí y en otras ciudades del estado, el valemadrismo de las autoridades incompetentes. Sí: valemadrismo. No se les puede referir otro adjetivo. Tan contaminadas están las autoridades motuleñas, y tan ineficientes son, que cualquier ciudadano puede cometer faltas graves o administrativas sin una sanción de por medio.
Su falta de capacidad para resolver los conflictos ciudadanos es algo harto conocido y nuestros elementos municipales, incluyendo al alcalde, son descritos por la misma ciudadanía como corruptos y prepotentes. Esos funcionarios públicos se creen intocables porque saben que tienen el respaldo del jefe y la delincuencia sigue avanzando a gran magnitud por la impunidad que les garantiza quien, se supone, debe vigilar la aplicación de la Ley en Motul.
Hay más cantinas que escuelas porque, como si fueran servicios públicos de primera necesidad, el alcalde y su cabildo otorga anuencias y permisos y, de pilón, protege los comercios de sus allegados. ¿El impacto social? ¡Les importa un bledo! Solo recordemos que hace una semana se perdió una vida cerca de conocido bar que funciona hasta horas de la madrugada.
Motul no cuenta con seguridad pública. No hay autoridad que vele, proteja y preserve la integridad de los ciudadanos. Al contrario, los ciudadanos temen decir o señalar las anomalías que observan, por miedo a represalias a su persona o su familia. ¿Así o más kafkiano?
Motul es una ciudad sometida a los caprichos de un alcalde que vela sólo por sus intereses manipulando las obras que el municipio necesita. Obras inconclusas de las cuales desconocemos el destino de esos recursos públicos. A Roger Aguilar le vale un cacahuate a quienes y cuantas familias les afecta la condición en la que se encuentra la ciudad y sus comisarías. Él está más ocupado e interesado en la organización de su feria del pueblo y por las ganancias que están de por medio ¡que importa que Motul se esté cayendo a pedazos porque él tiene acondicionado su refugio en su rancho de Tizimín!
A Motul y a sus ciudadanos les pasa de todo, pero menos a los que están en el poder. Se tenía que decir… y se dijo.