Mérida
Ivonne Ortega y la naranja: de un cacicazgo a otro peor
Por Consejo Editorial
La llegada de Ivone Ortega al movimiento naranja parece representar el maximato de la corrupción en MC. Los naranjas yucatecos pasaron de estar muy mal a estar peor y los estragos no tardaron en hacerse sentir. Es verdad que Silvia López y su pareja política Milagros Romero tenían cuasi secuestrada la dirección del partido en Yucatán y que sólo lo usaban para realizar pactos a conveniencia y con ganancias para ellas dos, los cual era, como dije antes, muy malo. Sin embargo, la llegada de la pobre granjerita de cerdos de Dzemul ha puesto las cosas peores.
Dante Delgado parece que no conoce el popular refrán que dice “Sólo conoce a Manuel, quien vive con él” y como Dante no conoce, o finge no conocer, el pasado de la Ortega en Yucatán, pues la terminó comprado. Total, Movimiento Ciudadano para ellos en una S.A. de C.V. y lo que les interesa son las fusiones “empresariales” para dominar el mercado político y obtener más ganancias personales pues le pareció que Ivonne es mejor gerente su negocio que el par de “mellizas” que tenía antes.
Sin embargo, Chivi y Mili tenían razón en algo cuando dieron su rueda de prensa para anunciar su renuncia a Movimiento Ciudadano. De todos los sapos que soltaron ese día solo una cosa era verdad: Ivonne llegó al abordaje para tomar a la fuerza MC Yucatán.
Sin embargo, a la Ortega no la acompañaron fieros y despiadados piratas. No, para nada. El primero que llegó con ella fue Dante Delgado, quien le tendió la escalerilla a la Ivonne para que esta abordara el navío. La dzemuleña abordó el barco sus maletas cargadas de una triste historia en Yucatán llena de corrupción, obras inconclusas, museos convertidos en elefantes blancos y todo tipo de zangoloteo. Todas esas cosas que Dante ignoró, o quiso ignorar, pero que los yucatecos conocemos muy bien.
Pero los corsarios nunca abordaron, en lugar de eso Ivonne le tendió un puente a lo más nefasto, corrupto e inútil de su PRI y convirtió a Movimiento Ciudadano en Yucatán en una madriguera de ratas a los que inmediatamente la de Dzemul alimentó con puestos y cargos “importantes”.
Así las cosas, entre Dante y las ratas operadoras cargaron la inmensa y pesadísima desfachatez de la Ortega, quien nos quiere vender a los yucatecos que “ahora sí, es una buena persona”. ¡Bah! Gallina que come huevo…