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Freddy Ruz: muestra que el cinismo no tiene límites

El mismo alcalde umanense puso, por intereses propios, en el ojo del huracán a Irving Palmer Baranda y luego cínicamente se queja porque al joven lo zarandean en las redes sociales.
Por Fernando A. Toledo y Rivadeneyra
Si hay alguien en Umán con la capacidad de rebasar los límites de la desvergüenza y el cinismo es Freddy Ruz. Solamente el alcalde umanense es capaz de tener mas cara que espalda para, sin vergüenza alguna, exponer ante los ojos de la sociedad mediante sus redes sociales las vulnerabilidades, la miseria económica y las enfermedades de personas de la tercera edad, y hasta de jóvenes que prestan para ello, con el fin de autopromocionar su imagen política.
El caso de Irving Palmer Baranda es clara muestra de ello. Desde que Freddy inició todo este morboso espectáculo, a principios del mes de abril, lo que menos le ha importado es salvaguardar los derechos legales y humanos de todos lo que han participado en esta especie de “reality show”.
Hoy Fredy se queja, en su muro de Facebook, haciendo gala de “indignación” porque muchos ciudadanos llamaron delincuente y drogadicto, sin posibilidades reales de regenerarse, a Irving Palmer. Lo que Freddy no quiere reconocer, porque parece no ser conveniente para su imagen de “alcalde salvador de almas”, es que el primero en ponerle la etiqueta de malandrín a Palmer Baranda fue él mismo, al exponerlo públicamente en las redes sociales como autor de un hurto que nunca llegó a ser comprobado de acuerdo al derecho legal.
A Irving Palmer Baranda se le violentaron todos sus derechos desde el principio, pues la policía municipal realizó actos jurídicos que sólo le corresponden a la policía judicial: irrumpieron en un predio y manipularon la evidencia; trasladaron la evidencia sin protección judicial a los separos de la policía municipal y se la entregaron a la presunta víctima y, por último, obtuvieron una supuesta confesión de manera ilegal. Todo eso sin haberlo notificado al ministerio público. O sea, Freddy su policía usurparon funciones que, por Ley, sólo le corresponden a la fiscalía. Además de eso, Freddy mismo declaró públicamente que Irving Palmer era el autor del robo sin haber un juicio y un veredicto de culpabilidad conforme a derecho. Después de todo eso, verdaderamente se necesita ser un cínico inmoral de siete suelas para reprender a los ciudadanos que afirman que Irving es un bribón irredento.
El que esto escribe tampoco cree que Irving Palmer sea una blanca paloma. Tanto él como su familia parecen haberse prestado a este penoso espectáculo mediático organizado por el alcalde panista. ¿A cambio de qué? Sólo ellos lo saben, pero no soy tan ingenuo para creer que se sometieron a esta humillación pública a cambio de nada.
Este caso es el más claro ejemplo de cómo Ruz Guzmán no tiene empacho en violentar toda clase de leyes para autopromocionarse: viola las leyes, que lo obligan a proteger los datos personales, cada vez que publica imágenes y los nombres de las personas a las favorece con recursos públicos; violenta los derechos humanos cada vez que exhibe públicamente la miseria y las enfermedades de ciudadanos a los que entrega apoyos provenientes del erario; desprecia las leyes electorales pues utiliza recursos públicos para su promoción política personal y, en el caso de Irving Palmer, violentó el debido proceso. ¿Así, o se requiere más cinismo?
Es cuánto.
