Mérida
Ahora… ¿Se permite vivir?
LA VISIÓN DE CARONTE
Por Miguel II Hernández Madero
El año pasado la pregunta era si acaso se permitía comer, al encontrarnos en un estado con los salarios más bajos del país en promedio y con aumento en las tasas impositivas; este 2021 esa pregunta tiene otra: ¿se permite vivir?
La situación ha empeorado. Seguimos con los salarios más bajos del país, pero sumémosle el cierre de fuentes de trabajo, desempleo y pobreza a consecuencia de las medidas de confinamiento y restricciones por el COVID-19.
Caminar por el centro de la ciudad es ver comercios cerrados, pero aún así la gente sale, algunos por ese negacionismo que se ha presentado desde principios de la pandemia (la cuál aseguran que “no existe”), otros porque no les queda de otra, ya que deben desplazarse para ir a buscar el sustento diario y por ello deben recorrer varias calles entre los paraderos de autobuses.
El confinamiento en sí y la llamada “sana distancia”, son estrategias para frenar los contagios, pero deben estar complementadas con políticas públicas enfocadas al bienestar de las personas aisladas, sin recursos, sin atención, sin nada.
Y escondido entre todas cifras tenemos en Yucatán el problema de no ser ese estado tan tranquilo y seguro que siguen publicitando en el discurso oficial. Durante enero se registraron 20 suicidios y un tanto más de homicidios, que sumados a los registrados en noviembre y diciembre nos indica qué tanto ha cambiado la sociedad yucateca y cual el riesgo que se vive.
Pero no es malo. Tenemos nuevas ciclovías, se le está dando nueva cara al Paseo de Montejo y, lo más importante, ha regresado ese mundo maravilloso que nos pintan en cada campaña política. Sí, este es año de elecciones y nos harán abrir los ojos hacia esa maravilla que está por venir, de la mano de tal o cual candidato, cada quien decide en qué quiere creer.
Se debe tomar en cuenta que por las reformas electorales las elecciones federales y estatales son el mismo año y por lo tanto habrá más pasiones desatadas, en algunos por la necesidad de creer que habrá un cambio y en otros por la desesperación de las condiciones en las que se vive. No olvidemos que la mitad de los yucatecos vive en la pobreza (cifras más, cifras menos), y aumentando.
Pero no caigamos en el pesimismo inútil. Es tiempo de sonreír, reitero, es tiempo de campañas, es tiempo de ver las caras de los candidatos y pese a ello cuidarse, porque a muchos no les está importando la sana distancia y las medidas sanitarias, siguen con actividades de contacto físico, algunos precandidatos incluso realizando eventos colectivos y sin que autoridad alguna les diga algo, ¿para qué? Es cosa de “usos y costumbres”.
Ojalá que como consecuencia de estas campañas no haya más contagios. La gente está muriendo, pese al negacionismo de algunos y teorías conspiracionistas, el sistema hospitalario está saturado, no hay medicinas, no hay trabajo, aumenta la desesperación y la depresión crece durante el confinamiento.
Por eso la pregunta de ¿se permite comer?, ahora se acompaña de ¿se permite vivir?, pero es de esas interrogantes cuya respuesta depende de todos.
Hasta la próxima…