Mérida
Yucatecos enlatados
Por: William José Casanova Vázquez
Una de las mejores explicaciones de la expresión “patear la lata”, en palabras de la maestra Denise Dresser: “Implica patear un problema para adelante, en lugar de resolverlo. Implica empujar la resolución de un dilema hacia el futuro, en lugar de encararlo en el presente. Implica postergar, diferir, comprar tiempo, cerrar los ojos, esperar a que el conflicto se resuelva por sí mismo o, por lo menos, que no estalle en este momento”.
El 19 de enero pasado, en su primer Informe, el gobernador Mauricio Vila Dosal pateó una lata de gas lacrimógeno contra cientos de ciudadanos que participaban en una marcha pacífica, en protesta por su inhumana política económica-financiera. Desde entonces, otras latas han estallado en los distintos puntos de la geografía yucateca: Progreso, Kanasín y Tahdziú, donde ciudadanos han sido víctimas de agresión, en los dos primero, con muertes oficialmente atribuidas a un paro cardíaco y un nuevo suicidio, respectivamente; en el poblado sureño, tres hermanos, menores de edad, que llegaban de su milpa, fueron golpeados por policías.
¡Vaya manera de empezar con el cobro por las placas nuevas, en aras de la seguridad! Los responsables de la seguridad pública envueltos en polémicos casos, en los que la política se impone a la justicia ante la ausencia de organismos defensores de los derechos humanos.
Triste el papel de una Comisión Estatal de Derechos Humanos de Yucatán (Codhey) que apesta a putrefacción, a burocracia rancia, Godínez nadando en el mar de la mediocridad, ya encontraron su zona de confort, a esperar la jubilación o un próximo cargo público. No importan los vídeos que alcanzaron dimensión de escándalo nacional, para esa dependencia pública un policía actuó solo, sin la acatar órdenes superiores, no hubo violación a los derechos humanos de los yucatecos. El 19 de enero no se olvida, como tampoco las cínicas muletas que apelaron a la misericordia.
En el caso de Progreso, la muerte de un detenido, en una patrulla, se enfrenta a la acusación familiar de un homicidio a cargo de los policías que participaron en la detención. Gracias a la presión de una carta abierta del Equipo Indignación, conocimos la cara del Fiscal, quien ofreció una histórica rueda de prensa, por ser la primera en más de 15 meses.
Equipo Indignación, de reconocida trayectoria en la defensa de los derechos humanos, lanzó un “¡Ya basta!” al gobernador Mauricio Vila: “En reiteradas ocasiones hemos exigido un protocolo que obligue a descartar tortura cuando un fallecimiento ocurra en un centro de detención, tal como establece la legislación internacional de derechos humanos, lo cual incluye peritajes forenses independientes, investigación pronta, independiente e imparcial, sanción a los responsables y garantías de no repetición. Con rabia, con Indignación, reiteramos la exigencia”.
Y se patean latas en otros municipios, como en Valladolid, gobernado por Morena. Ahí, el gobierno del Estado quiere dar un ejemplo a los yucatecos de cómo el vallisoletano no tiene capacidad política, a diferencia de su delfín de Progreso, que sí sabe cómo resolver los problemas políticos con taxistas. Todo con tal de rescatar la imagen perdida en un comunicado, mediante el cual el alcalde de Progreso negó que la Guardia Nacional fue desplegada, el Domingo de Carnaval, para proteger a un Diamante Negro, pese a las fotos, vídeos y testimonio de 150,000 visitantes (según sus propias cifras), que vieron y compartieron al mundo lo contrario.
Al iniciar el costoso cambio de latas para mejorar el padrón de vehículos, Ojalá el gobierno del Estado no patee una lata con gas Covid-19 contra la salud de los yucatecos, una pandemia que nos amenaza con más furia en el próximo Tianguis Turístico.