Mérida
Que se acabe…
LA VISIÓN DE CARONTE
por Miguel II Hernández Madero
El COVID-19 que cada semana “alcanzará su pico de casos”, las inundaciones, desempleo, crisis y pobreza, son la rúbrica de 2020 y aún estamos a la mitad, falta ver que nos falta afrontar en la Península frente a cuyas costas se aproximan dos tormentas tropicales y se dice que hay altas probabilidades de que este año azote un huracán como Gilberto (1988) o Isidoro (2002).
Indudablemente ha sido un año difícil, pero no sólo para Yucatán. En el país se ha han perdido 12 millones de empleos, formando parte de esa cuenta miles de yucatecos que perdieron sus trabajos con el cambio de administración y otros más que han quedado desempleados con todo lo ocurrido en esta primera mitad del año, más lo que falta, con cierre de empresas, falta de recursos e incremento de la pobreza.
Y es en este panorama cuando se echa de menos la falta de apoyos y programas de la administración pública para las familias afectadas…, pero no hay recursos. Así, se magnifica el gasto excesivo para algunos, innecesario para otros, realizado en la llamada “Cumbre de premios Nobel” en Mérida, donde incluso algunos despistados aseguraron que aquí se entregarían esas preseas.
Sumémosle el gasto en la remodelación del Centro de Convenciones Siglo XXI, cuya fachada luce oxidada por la corrosión natural. ¿Cierra ahí el conteo de gastos? ¡NO!, los viajes, las nóminas infladas, los festivales que no dejaron nada, promovieron menos y gastaron mucho, pero eso sí, hubo dinero para viajes y lo seguirá habiendo. Sacando cuentas vemos que los recursos existían, sólo que se usaron en otras cosas, sin administración responsable, total ¿qué podría pasar? En Yucatán nunca pasa nada.
Pero pasó, Yucatán no es un mundo aparte. El COVID-19 llegó antes de lo que se esperaba, sea real o simulado como sostienen conspiracionistas, lo cierto es que paralizó la ya maltrecha economía, después los fenómenos climatológicos, que agravan aún más las cosas y el cierre de maquiladoras que de golpe y porrazo en plena contingencia y crisis convirtió en desempleados a miles de yucatecos.
Y ahí no acaba la cosa. Las cuentas siguen creciendo, la Comisión Federal de Electricidad sin piedad realizó muchos cobros estimados, por cantidades fuera de las posibilidades de pago la gente y cortó el servicio. Miles de hogaron se quedaron “sin luz”. Podríamos seguir con un largo etcétera, pero sería interminable, mientras los políticos se dedican a lo que mejor saben: lucirse y aprovechar la ocasión para tener los reflectores, no importa mojarse un poco, total, luego regresarán a sus casas secas mientras esa gente que sirvió para su foto, seguirá durmiendo entre el agua, sin techo y con hambre.
¿Qué se puede esperar ya del presente año? Que se acabe, lo mismo que se espera del actual sexenio. Habrá un respiro el próximo año, a ver que sorpresas nos esperan tanto en la naturaleza, como en las urnas, porque en ambas todo puede pasar.
Hasta la próxima…