Mérida
Los redentores
VISIÓN DE CARONTE
Por Miguel II Hernández Madero
Más de 30 millones de mexicanos votaron hace dos por una Utopía (yucatecos incluidos) Una utopía es aquello ideal, pero irrealizable, es aquello que puede ser la ilusión perseguida, pero nunca alcanzada, en suma, es un sueño y como tal, desaparece al despertar.
Entonces, hablamos de sueños, de ilusiones y veremos qué tanto daño puede causar cuando un pueblo o un sector social vive persiguiendo o esperando que llegue ese mundo ideal y surge una voz que les promete que es posible tenerlo, tan sólo hay que ceder en algunas cosas para ganar todo lo demás.
Pero esa utopía no llegó, ni a nivel federal, ni a nivel estatal. En una se ofreció acabar con la corrupción y en el plano estatal nos señalaron que “merecemos más” y en eso no mintió el actual Gobernador, entonces candidato. En realidad, merecemos más, tampoco mintió en otros aspectos, pues no prometió darnos ese “más”.
En Yucatán, hasta antes de la contingencia sanitaria casi el 50 por ciento de los habitantes vivía en la pobreza, ´pero aún así había derroche e incrementos en tasas impositivas, Con programas y eventos fastuosos, que desperdiciaban esos recursos tan escasos, pero que tan pródigamente fueron gastados.
En ese marco de despilfarro, de despidos, desempleo, pobreza y más y más impuestos, llegó el COVID-19 provocando cierre de empresas pequeñas y medianas, con el despido de sus empleados, sin recursos, pero con la amenaza de más impuestos (se mantiene la disposición de reemplacamiento a partir de diciembre), con psicosis alimentada por el mismo gobierno, que ordenó un confinamiento selectivo y permitió a ciertos sectores sociales el abrir o pasear en sus yates.
El problema es muy real. Yucatán, sin estrategias, sin políticas públicas, con desempleo, con un sistema médico colapsado, con damnificados, enfermedades como el dengue que se suma al Covid-19 y un aumento en la violencia intrafamiliar, definitivamente no es un paraíso.
No hay recursos, es necesario un crédito, quizá sea cierto, pero también lo es la necesidad de priorizar el gasto, darle transparencia y dejar de sostener una campaña de promoción de imagen. La situación es muy seria en Yucatán y lo veremos peor al finalizar el año. Para 2021 el panorama es desolador y aun así se atreverán a pedirnos el voto.
Entonces veremos a muchos presentándose como redentores y. muy seguro, a las autoridades estatales mostrando su mejor cara, con sonrisas, con discursos e imágenes posadas, en un escenario armado, pero más falso que un billete de tres pesos con la efigie de algún exgobernador reciente.
Hasta la próxima…