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Gaspar Ventura y sus “boots”: desesperados porque ya ni en el mercado les creen
Por Fernando A. Toledo y Rivadeneyra
Si hay algo que tengo que agradecerle a los “boots” de Mardoqueo, Julián Pech y “Venturita” es que cada vez que escriben algo sobre mí en las redes sociales me mandan la temperatura del termómetro político y un acuse de recibo por dolor por cada denuncia pública que se les hace.
La nota en la que acusan a los Ventura por despojo, en agravio del señor Juan Bojórquez Castillo (+), no es mía, pero el acuse de recibo lo firmaron y sellaron a mi nombre. ¡Y vaya que le dolió a “Venturita” que expusiera esa verdad! Tan le dolió que de inmediato sus “boots” trataron de desprestigiar al anónimo autor con el argumento que se trata de una guerra sucia orquestada por un servidor.
Esa nota sobre el presunto despojo realizado por los Ventura narra un hecho que es evidente y que cualquiera puede constatar: las mantas con el mensaje acusando a los Ventura y previniendo a los umanenses sobre la clase de persona que es Gaspar ahí están. La familia que las exhibe en la fachada de su casa tendrá sus motivos y cualquiera puede ir y preguntarles, yo creo ellos estarían muy gustosos de contar la historia a quien quiera escucharla.
“Venturita” y sus “boots” cometen un grave error: querer tratar a los umanenses como unos pendejos. Y eso ya no se puede. La gente de Umán tiene derecho a saber que clase de ética y moral poseen los candidatos, aunque “Venturita” y sus “boots” insistan en que solo hay que verlos con maquillaje.
Sacar a la luz pública, con pruebas contundentes, la clase de personas que son Julián Pech, Mardoqueo Uicab y Gaspar Ventura no es una guerra sucia, como argumentan sus “boots” de alquiler, son verdades que se deben exponer para conocer de cuerpo entero lo que los umanenses van a comprar con su voto. ¿Por qué Julián Pech, Mardoqueo Uicab y Gaspar Ventura les quieren negar ese derecho? ¿Por qué no quieren que la gente vea lo que en verdad contiene eso que nos intentan vender en lujosos empaques?
Todos esos candidatos y sus seguidores de alquiler, deben tener muy en cuenta que, tal y como en el viejo cuento “El nuevo traje del Rey”, sólo hace falta un loco, uno solo, que grite que el rey está desfilando en cueros para que todos los demás habitantes del lugar se den cuenta que, realmente, su majestad está en pelotas. Y eso les aterra, porque, aunque Julián Pech, Mardoqueo Uicab y Gaspar Ventura sean “vestidos”, por sus “boots”, con finas telas de honestidad, ética y moralidad la realidad es que se pasean ante el pueblo exhibiendo sus miserias al público. Es cuánto.