Mérida
El México bronco que no queremos…
LA VISION DE CARONTE
Por Miguel II Hernández Madero
La desesperación del pueblo por el difícil panorama económico se topa frente al fanatismo y la cerrazón de la Administración Pública que no admite más que su propio punto de vista; reiteradamente un grupo político decía “no suelten al tigre”, pero es más peligroso desatar al México bronco, porque a él nadie lo para.
El México bronco es de temer. Desata un fuego que termina cuando ya no hay nada qué consumir. Lo vimos en los once años de la guerra de independencia de México, en las luchas de la Guerra de Reforma que llevaron a la intervención francesa y luego en la década de luchas revolucionarias, así como años después en la Guerra Cristera. En Yucatán lo vimos durante las décadas de la llamada Guerra de Castas.
Todo eso costó mucha sangre al país. Es preocupante ver que tanto ha crecido la desesperación en un México dividido, con Instituciones desmanteladas y con un resentimiento que crece día a día.
Sumémosle el difícil panorama económico, con las clases medias encerradas y sin posibilidades de trabajar para tener ingresos. Eso va generando un efecto dominó que provoca cierres de fuentes de empleo, desocupación, pérdida de viviendas, frustración en jóvenes quienes verán suspendidos sus deseos de estudiar por falta de recursos y capitales que se irán perdiendo en el país: todo ello resumido en una palabra… Pobreza.
En Yucatán, en este “paraíso peninsular”, la solución propuesta por el Gobierno ha sido más y más deuda. Tal pareciera que los gobernadores sólo eso se saben, pues no es invento de Mauricio Vila Dosal el recurso de endeudar al estado. Ya anteriormente le habían dejado una herencia multimillonaria por pagar, gracias a préstamos contratados por Ivonne Ortega y Rolando Zapata.
Las condiciones sociales y el fracaso o inexistencia de políticas partidistas han dejado mucha inconformidad y mucha indignación. En ese entorno en nada ayuda los cobros excesivos por servicios, como por ejemplo la CFE, que ya admitió que hizo facturaciones “estimadas”.
Pero, sin importar el COVID-19, la mayoría de los mexicanos necesitan partirse el lomo para ganarse el pan y llevar el sustento a sus familias. Tenemos a gente que con esfuerzo ha salido adelante y progresado, cimentando un patrimonio, con sudor, dolor, sacrificios. Ese es el ciudadano común, no la clase política… y ese ciudadano común es el más afectado.
Frente a aquellos que se justifican diciendo que no tienen nada que perder, están aquellos que sí tienen algo que perder, poco o mucho, pero fruto de sus esfuerzos y ese es el México bronco que no debe ser despertado, porque cuando alguien pelea por defender lo suyo, lo hace con furia, con un grito de “¡Ya basta!”, del pueblo enfurecido, quizá desarmado, pero con las pasiones desbordadas e incontrolables.
¿Eso quieren despertar? ¿Y si la clase política en el poder empezara a mejorar sus estrategias educativas, laborales, de salud y económicas? Hasta ahora sólo han sido discursos aumentando el odio y la división.
Absolutamente a nadie le conviene despertar al México bronco porque a ese nadie lo detiene. La gente ya está harta.
Aprendamos de la historia.
Hasta la próxima…