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Cambiar el Poder Judicial, un objetivo insuficiente
ES ASUNTO DE TODOS
Por Gínder PERAZA KUMÁN
No sé usted, pero a nosotros nos parece que algo que va a escasear mucho el año próximo es el empleo. De por sí México padece desde siempre la insuficiente creación de plazas de trabajo, y el panorama se complicaría si tomáramos en cuenta que con las remociones de personal en el sector oficial o gubernamental aumentaría en miles el número de hombres y mujeres que serán dados de baja en las oficinas del Poder Judicial, que ya desde ahora padece los recortes y sacrificios que le pedirán que soporte como parte de la reforma constitucional con la que se le condenó, así nos parece, a operar como siempre, con lentitud e ineficiencia, sobre todo en el interior del estado.
Precisamente el nepotismo, la manipulación de burócratas judiciales y el “intercambio proteccionista” para beneficiar a parientes o amigos registrados en las listas laborales del Judicial, en las diferentes ciudades mexicanas, eran algunos de los problemas que se supone que se estaban ventilando en los poderes Ejecutivo y Legislativo –en este rubro el Judicial se manejaba, o se maneja todavía, un tanto aparte de sus dos hermanos– cuando irrumpió en el citado foro federal la iniciativa constitucional y federal ya mencionada, y que presuntamente es de la autoría del ahora expresidente López Obrador.
En medio de un panorama así, muchos mexicanos levantamos la voz y preguntamos: ¿Por qué no se informó previamente y con amplitud que se estaba preparando ese documento? ¿Quiénes intervinieron para elaborar la propuesta, que suponemos muy valiosa, y que vendría a llenar muchos huecos que seguramente hay en las actuales leyes del ramo? Entre lo poco que sabemos los ciudadanos acerca de la compraventa de armas está que en ese tipo de negocios hay cuantiosas ganancias, tan altas como para tentar o corromper hasta al más honesto de los militares.
Nos parece que ahora a todos los que tienen mandos superiores les corresponde la ingente tarea de sacar de un sombrero de copa una estructura económica, política y social que dos siglos después del comienzo de la rebelión mexicana contra España no han repartido en nuestra patria más que promesas, pobreza, limosnas e incultura.
Junto con la iniciativa constitucional federal debería producirse, trabajando con ahínco, un documento en el que se plasme la ruta que deberían seguir los más de 120 millones de mexicanos que ya somos, con el objetivo principal de que México produzca la clase de ciudadanos que necesitamos para generar suficiente riqueza y distribuirla tan equitativamente como se pueda. Nomás.