Mérida
Los motivos de Ivonne
Editorial Tu Espacio del Sureste
La incorporación de la ex gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco, a las filas del partido Movimiento Ciudadano acontecida en fechas recientes, ha causado diversas reacciones en el ámbito político y cuando menos una especie de curiosidad morbosa en parte de la ciudadanía yucateca.
Algunas opiniones vertidas, han remarcado el sentido de oportunismo que ha caracterizado a la ex mandataria estatal durante toda su carrera política, señalándola como una persona de fines carentes de principios. Por su lado, miembros de Movimiento Ciudadano en el estado, manifestaron su inconformidad amenazando, incluso, con el abandono de sus filas.
La adicción a las luces y los reflectores, llevó a Ortega Pacheco a exigir a su nuevo partido una presentación mediática como si se tratase de un anuncio de la mayor trascendencia nacional. Utilizando en ella, la trillada narrativa que usa desde su campaña a la gubernatura: el origen humilde, el esfuerzo personal y trabajo dedicado, la incursión a la política meramente accidental por defender una causa sentida en su pequeña comunidad, el rompimiento de una tubería en el mercado local, sin faltar, por supuesto, la voz entrecortada por la emoción del recuerdo, acompañada de las lágrimas acostumbradas en sus intervenciones y del corazón, ahora naranja, que le recuerda, “las veces que su cuerpo se cansa, el compromiso que tiene con su gente”.
Sin embargo, su característico protagonismo no se limitó al día de su presentación, en días previos y posteriores, anuncios pagados en páginas y buscadores electrónicos con la leyenda “Ivonne en Movimiento”, abundaron en la red con impacto únicamente en Yucatán, transparentando una necesidad de influencia local más que nacional.
Para algunos, dentro de los motivos principales que tuvo la ex secretaria general del PRI para acelerar su ingreso al partido liderado por Dante Delgado, se encuentra uno íntimamente ligado a la elección de la otra ex gobernadora yucateca, Dulce María Sauri Riancho, como presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados por quien siempre ha manifestado, cuando menos, celos profesionales y políticos.
Para otros, un motivo muy fuerte es el afán de venganza en contra de su ex partido, el PRI, el cual le propinó una severa humillación al rechazarla en su aventura de ser su presidenta nacional. Y de forma especial, en contra de los militantes de ese partido en Yucatán, quienes prefirieron apoyar al gobernador de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas, pasando por alto la añeja rivalidad entre yucatecos y campechanos, antes que darle el mando nacional a quien ya es señalada por favorecer a sus cercanos y sus familiares, haciéndola perder en su propio estado.
Hay quienes analizan los motivos desde la perspectiva de su historia personal, haciendo un recordatorio de las señales de megalomanía y mesianismo en el proceder de la hoy activista naranja. Traza su proyecto, sostienen, a usanza de los célebres personajes de ficción de la serie televisiva de dibujos animados de los años noventa que todas las noches tenían como objetivo conquistar el mundo, teniendo como plan, apoderarse de su nuevo partido para controlar las candidaturas, hacerse de las gubernaturas en todo el país, de los congresos locales, del Congreso de la Unión y después encabezar la presidencia de la república. Los más sensatos le auguran los mismos resultados que tuvo la idea del personaje de Luis Gerardo Méndez en la película “Nosotros los Nobles” de vender gasolina a domicilio a esta nueva empresa.
Razón no les falta a los que piensan de esa manera ya que son múltiples los fracasos que figuran en el currículo de la también empresaria porcícola. Desde el 2007 la fortuna que la acompañó parece haberla abandonado. Empezando con su fallido intento en decidir a su sucesora en el gobierno de Yucatán; pasando por su exclusión del gabinete de Enrique Peña Nieto, al que sí perteneció su paisano Jorge Carlos Ramírez Marín ocupando la SEDATU, quien también le ganó la vice coordinación de la Cámara de Diputados; su fallido primer intento de dirigir el PRI, quedando relegada como secretaria general del mexiquense César Camacho Quiroz; la pérdida de la candidatura a la presidencia de la república que encabezó José Meade; y finalizando con su reciente derrota en todos los estados de la república en la contienda por encabezar al PRI.
Y es que, para ejemplo de los resultados de cambiar de partido tiene la experiencia de su rival en el 2007, hoy compañera de partido, Ana Rosa Payán Cervera, quien después de ser una de las figuras más importantes del PAN en Yucatán, destacar como la primera mujer electa como alcaldesa de oposición en Mérida, puesto que ocupó en dos ocasiones, legisladora local y federal, presidenta de su entonces partido y directora nacional del DIF, a su salida del PAN, su influencia política no sólo se vio reducida sino prácticamente fue anulada.
Para la conservadora sociedad yucateca la imagen pública es algo primordial y más en los políticos. La mala reputación pesa como roca en el ánimo de los electores que prefieren darle su voto a desconocidos que a quienes han sido señalados por hechos de corrupción y deshonestidad.
Durante muchos años, el PAN fomentó una imagen de frivolidad, autoritarismo y, sobre todo, de corrupción de Ivonne Ortega. Desde el principio de su administración como gobernadora, el PAN se la ha pasado acusándola de despilfarros, banalidades, superficialidades, uso de recursos públicos con fines personales, acaparamiento de tierras por parte de familiares, obras faraónicas inconclusas y enriquecimiento insultante de colaboradores, entre otros excesos.
El dilema al que se enfrenta hoy el PAN y en especial el gobernador Mauricio Vila Dosal, radica en mantener o no la alianza con el partido Movimiento Ciudadano que lo llevó a la gubernatura en el 2018, ya que la más reciente adquisición de su aliado, llega con toda su estela de corrupción y mala imagen que durante muchos años ellos mismos contribuyeron a crearle.
No es para menos dicha preocupación, fiel a sus formas, la política yucateca ha empezado a posicionar a sus colaboradores más cercanos como posibles candidatos a diputados federales en una eventual alianza PAN-MC para el proceso electoral de 2021. Especial atención ha puesto en los distritos electorales federales II y V con el consecuente enojo de militantes panistas quienes, con fundadas razones, sienten una doble amenaza: ser desplazados por los priístas que tanto han combatido, y la injusticia de cargar con el peso de la mala imagen de su aliada quien genera un profundo rechazo en la sociedad yucateca y en las urnas.
Sólo queda esperar para saber, como en el poema de Rubén Darío, si el PAN entenderá a tiempo que el lobo es quien es y no puede cambiarlo.