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PEMEX deja en el abandono la salud de sus derechohabientes

Petróleos Mexicanos ha dejado de cumplir con los pagos a la empresa subrogada encargada de brindar servicios médicos básicos y familiares, lo que ha llevado al cierre de sus instalaciones en la calle 60 Norte entre las avenidas Colón y Cupules en el Miércoles de Ceniza. Esta acción unilateral ha dejado a más de 13 mil jubilados y pensionados de la paraestatal sin acceso al derecho constitucional a la salud.

Este no es un incidente aislado, ya que la historia se repite desde 2016, cuando Pemex otorgó la responsabilidad de este derecho a la administradora MediAccess. Sin embargo, esta empresa incumplió con el pago de más de 80 millones de pesos por los servicios subrogados proporcionados por el Centro de Especialidades Médicas. Desde entonces, los ex trabajadores perdieron el acceso a 30 especialidades médicas.
“Estamos sentenciados a morir si no luchamos”, declara Serbio Federico Rosado Aparicio, quien dedicó más de 35 años de su vida laboral a Pemex y ahora, como miles de jubilados, enfrenta la falta de servicios médicos debido a la reducción drástica de las especialidades médicas subrogadas y la falta de contratación de personal médico para suplir estas carencias.

Bajo la aparente fachada de un plan de austeridad destinado a garantizar el uso eficiente de los recursos públicos, Pemex ha llevado a cabo una cancelación despiadada de servicios médicos esenciales para sus empleados jubilados y sus familias. Desde el comienzo de 2023, la empresa ha reducido el número de especialidades subrogadas de 47 a solo 17 en todo México, sumiendo a quienes dependen de estos servicios en una situación crítica.
Los jubilados de Pemex denuncian la eliminación de especialidades médicas vitales, como cardiología, alergología, cirugía vascular, dermatología, gastroenterología, ginecología, neurocirugía, psicología, entre otras. Esta abrupta modificación viola cláusulas fundamentales del Contrato Colectivo de Trabajo, que garantizaba a los trabajadores un servicio médico integral, completo y oportuno.

Entrevistas con jubilados revelan historias desgarradoras de personas mayores obligadas a realizar agotadores viajes para obtener atención médica, enfrentando negligencia y falta de medicamentos. La degradación de categoría, que ahora limita el acceso a servicios médicos, ha llevado a situaciones desesperadas, con compañeros falleciendo en centros de salud debido a la falta de atención adecuada.
Serbio Federico, un jubilado enfermo de la tercera edad, comparte la impactante realidad de tener que viajar desde Mérida, Yucatán, hasta Villa Hermosa o Ciudad del Carmen, enfrentando trayectos de hasta 10 horas en autobús, todo porque los servicios médicos esenciales han sido reducidos drásticamente.

Además de las dificultades médicas, los jubilados también enfrentan problemas financieros, con retrasos y condiciones restrictivas en los pagos de gastos generales y viáticos. La falta de apoyo económico para cubrir los gastos de traslado y la necesidad de llegar antes de las nueve de la mañana para solicitar reembolsos evidencian la insensibilidad extrema por parte de Pemex.
Ante estas condiciones desoladoras, los jubilados señalan que antes contaban con opciones descentralizadas para recibir atención médica especializada, pero ahora se ven obligados a concentrarse en el Hospital de Alta Especialidad Sur de la Ciudad de México. La atención médica, que alguna vez fue una garantía, se ha convertido en una lucha desesperada por la supervivencia para quienes dedicaron lo mejor de sí a Pemex. ¿Pasará esto en Dinamarca?

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