Mérida
La imagen impoluta
Por Willian Casanova
No pocos analistas y consultores políticos se preguntan cómo la imagen que el titular del Poder Ejecutivo de Yucatán construye en las redes sociales y algunos medios de comunicación es tan lejana al sentir de los yucatecos, que expresan su rechazo cada vez más público contra esa apuesta mediática.
Cualquier administrador de cuentas sabe que una búsqueda con la palabra clave “Yucatán” arroja casi de inmediato la imagen unipersonal del Gobernador. Nadie sabe qué hace la mayoría de los integrantes del gabinete, salvo unos cuantos funcionarios que, bajo el visto bueno de la Dirección de Comunicación Social, pagan publicidad específica para difundir sus comunicados.
Yucatán es un mundo aparte. Aún está fresca en la memoria el grave daño patrimonial y los insultos a la inteligencia que profirió la administración de Ivonne Ortega Pacheco, como para aceptar un Ibonato blanquiazul, como el que nos quieren vender los dos principales asesores en imagen de hoy, tan ajenos a la idiosincrasia local: Michelle Fridman Hirsch y Roberto Trad Hasbun.
En materia de relaciones públicas y mercadotecnia política, ambos se enfrentan al dilema de no responder a la principal orden de su patrón en Yucatán: “mantener una imagen impoluta”. Su trabajo en la hermana república yucateca representa un lunar en su exitosa carrera como constructores de imagen política y de campañas electorales. El fiasco de su trabajo está en las calles, en el sentir popular, en los comentarios y opiniones que plasma gente real (no los bots gubernamentales) en las redes sociales. Cada vez es más difícil alejar de los alfileres de la realidad esa burbuja donde tienen encerrado y encandilado al jefe del Ejecutivo local.
A Michelle Fridman ya casi todos la conocen por sus excesos. El despilfarro del dinero público en la compra de premios, entrevistas a modo y portadas de revistas, así como sus festivales de ocurrencias, se suma su lejanía con el sector turístico local y su vida de viajes al extranjero, muchos de los cuales son de promoción personal, en la cual Yucatán queda en segundo plano, como el pretexto.
Roberto Trad, por su parte, es menos conocido en la entidad. Aunque es yerno de la ex panista y hoy diputada local de Movimiento Ciudadano, Silvia López Escoffié, el Instituto Artes y Oficios en Comunicación Estratégica, que dirige, no ha logrado descifrar el gran enigma local de tapar los ojos de los yucatecos a un gobierno déspota, insensible, sordo a las demandas populares, de jubilados y pensionados del Isstey, de amplio sector del magisterio, de los desempleados, enfermos y deudos por las muertes por influenza y dengue…
Roberto Trad fue consultor del ex candidato presidencial de la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya Cortés. Participó en distintas campañas del PRD y del PRI, y en 35 campañas internacionales, en países como El Salvador, Colombia, República Dominicana, Estados Unidos y Ecuador, donde llevó a la Presidencia tres veces a Rafael Correa, y al presidente Lenin Moreno. Fue director de la campaña “Diles que Voten”, que promovió el voto latino en Estados Unidos contra Donald Trump. Es coautor del libro “El Arte de la Guerra Electoral”.
Tiene un gran reto a partir de enero, cuando los nuevos impuestos para mantener su trabajo, el de Michelle Fridman y una onerosa bola de asesores locales, impacte en el precio de los alimentos, la luz, el cambio de placas, el aumento en las tarifas del transporte urbano. No basta la apuesta al pago de publicidad a los comunicadores para que difundan una realidad aparte.
En los días postreros de 2019, la incertidumbre en el alza de las tarifas eléctricas en nombre de la seguridad se mantiene. Para muchos, el tuit de la secretaria de Energía, Rocío Nahle de no cobrar el 8% de aumento en los recibos de luz que aprobaron los diputados locales se mantiene como la última postura del gobierno federal.
En el cambio de placas, tampoco se conoce el calendario para realizar el trámite, de acuerdo con la terminación de números o letras de las láminas actuales. El aparato burocrático se fue de vacaciones y dejó para enero la tarea de mantener la imagen impoluta de su unipersonal gobernante.