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Impuesto de puertas y ventanas…

LA VISIÓN DE CARONTE
Por Miguel II Hernández Madero
México está en una difícil situación económica; al desempleo que ya se vivía y el nulo crecimiento que se vivía a principios de año se sumó la paralización de las actividades productivas, el cierre “temporal”, de negocios y, para sacudir un poco más en el Sureste, llegó Cristóbal.
¿Termina aquí el recuento? No, se pone más interesante. Se desploma el precio del petróleo, eso se traduce en menos ingresos para el país. Se regala millones de dólares a Centroamérica y aquí, vienen más impuestos, ahora sobre internet. En Yucatán en septiembre empezará el reemplacamiento, según se mantiene el gobernador Mauricio Vila Dosal, sin consideraciones, sin miramientos.
Cierto, los impuestos son una tasa impositiva que los ciudadanos deben cubrir al Estado; pero a su vez la Administración Pública debe precisamente hacer eso… Administrar, en vez de gastar y gastar. Dejando a un lado la situación nacional, en Yucatán se viene arrastrando una deuda pública, desde hace dos administraciones, que comprometieron los recursos hasta mediados de la década de los veintes.
Pero la actual administración contrajo otros créditos, que no han sido suficientes y por ello se recurrió a ampliación del presupuesto, solicitar otro crédito (que no fue aprobado) y mantenerse en la idea de recaudar más recursos de los ciudadanos, esos mismos que fueron a votar esperando un cambio, esperando más, pero que ahora con un panorama desolador sólo ven frente a sí un panorama difícil, de pobreza, de sueños rotos, de estudios truncados y que llevarían a la migración en busca de mejores oportunidades.
Quizá frente a la cerrazón administrativa, de aumentar impuestos, frente a las tarifas exorbitantes que ha cobrado la Comisión Federal de Electricidad que cortó el servicio al medio millón de hogares que no pudieron pagar, frente al riesgo latente por el COVID-19, quizá, sólo quizá, la gente desesperada se preguntará si se le permitirá comer, también se preguntarán si no les remorderá la conciencia a esos personajes que aparecen en las noticias, presumiendo acciones que parecen más de obra de teatro, que de auténtica atención y empatía por los ciudadanos.
Y en ese contexto, aún hay quien dice que se puede ahorrar, que no hay pobreza y que la gente aún puede pagar más impuestos.
Sólo resta esperar que a nadie se le ocurra seguir el ejemplo de Antonio López de Santa Anna y quieren revivir el impuesto de “puertas y ventanas”.
El próximo año serán las elecciones intermedias, en Yucatán se cambiarán a los 106 alcaldes y 25 diputados, algunos pretenden reelegirse; también se votará por renovar la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, para entonces el pueblo habrá olvidado y volverá a creer, o bien, se cobrará lo que está ocurriendo hasta ahora.
Yucatán es el bocado que muchos quieren, a ver si no se atragantan con él,
Hasta la próxima…
