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Gaspar Ventura y Freddy Ruz: a propósito de farsas y farsantes
¿Tendrá Gaspar temor que una auditoría, con todas las de la Ley, muestren desvíos de recursos municipales para financiar su campaña? “Venturita” está muy consciente y muy cierto que, si cae Freddy, también cae él. Por eso monta el circo “de las comparecencias”, para hacer cómo que hace y no hacer nada. Podrá jurar y perjurar que tiene las manos limpias, pero aun no nos muestra el examen de patología para ver que tan infectado está o no su cuerpo entero de ese virus llamado corrupción.
Por Fernando A. Toledo y Rivadeneyra
La “comparecencia” del exalcalde umanense, Freddy Ruz Guzmán, ante una “comisión especial” de regidores, como parte del proceso legal de entrega-recepción de la administración municipal es parte de una farsa.
La nota publicada hoy por Diario de Yucatán es, desde mi perspectiva, atole con el dedo. En primera instancia hay que dejar muy claro que ninguna comisión de regidores, por muy especial que esta sea, puede llamar a rendir cuentas a Ruz Guzmán. Lo que sí pueden hacer, es llamarlo para aclarar dudas administrativas y, si es el caso, resarcir algún daño material, pero nada más. Incluso, si Freddy no aclara esas dudas, por la razón que sea, la comisión no está facultada legalmente para sancionarlo.
Seamos claros y no pretendamos marear a la perdiz: el exalcalde acudió ayer como parte normal, repito normal, del proceso de entrega-recepción.
Dicho esto, lo importante no es entonces la visita de Freddy a palacio municipal, sino lo que esa “comisión especial” va a presentar en su informe. Los ediles y la contralora municipal, con licencia de piloto para aterrizar en palacio, tienen la obligación no solo de hacer comparecer a Freddy para aclarar dudas, tienen la obligación legal de motivar y fundamentar de manera adecuada y acorde a la Ley todas y cada una de las ilegalidades que encuentren durante este proceso de entrega-recepción. ¿Lo harán así? Por eso es importante una auditoría autónoma con vigilancia ciudadana, para que las cosas no se tuerzan. De hecho, las cosas no pintan nada bien para esclarecer el asunto cuando las gacetas municipales de la No.106, (fechada 7 de julio de 2021) a la No.120 (fechada 31 de agosto de 2021), correspondientes a la administración de Ruz Guzmán, fueron puestas en la página WEB del ayuntamiento apenas el 17 de noviembre pasado. ¿Cómo puede ser eso posible si, se sopone, que la administración de Ruz Guzmán desde septiembre ya no tiene ni autorización ni acceso para publicar gacetillas municipales? Obviamente alguien de palacio, le autorizó a Freddy para “actualizar” y poner esas gacetas. No hay otra manera.
Si esas gacetas, que contienen cosas tan fundamentales como la publicación de la cuestan públicas, valga la redundancia, son manoseadas, renombradas y modificadas con todo cinismo y desfachatez, a pesar de estar a la vista del público, ¿qué no se hará con aquellos documentos que son sólo para los ojos de la mentada “comisión especial”? ¿A eso fue Freddy a palacio? ¿A ver que las cosas se acomodaron para otorgarle impunidad?
El asunto de los terrenos que Freddy les regaló a sus regidores claro que fue un escándalo. Y fue, y sigue siendo, un escandalo porque a todas luces es una ilegalidad, toda vez que se trató de una confabulación para despojar a los umanenses de un bien público. ¿Y dónde está la demanda penal? Ese acto cometido por Ruz Guzmán y su cabildo no tiene porque encuadrarse dentro del proceso de entrega-recepción, pues se trata de hecho aparte, por lo tanto debe ser denunciado aparte. Todos ellos cometieron el delito de coalición de servidores públicos, y lo castiga el artículo 216 del Código Penal federal. Pero tal parece que las intenciones de “Venturita” no son las de procurar justicia, sino impunidad. ¿Tendrá Gaspar temor que una auditoría, con todas las de la Ley, muestren desvíos de recursos municipales para financiar su campaña? “Venturita” está muy consciente y muy cierto que, si cae Freddy, también cae él. Por eso monta el circo “de las comparecencias”, para hacer cómo que hace y no hacer nada. Atole con el dedo.
Es cuánto.