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Freddy Ruz: Con la mierda del desprecio ciudadano hasta cuello
Bien dice un viejo refrán: “El que siembra vientos, cosecha tempestades”. Durante más de los cuatro años que lleva como alcalde, Freddy Ruz Guzmán ha sido incapaz de resolver los problemas públicos más elementales que aquejaban al municipio de Umán. Visto en retrospectiva, y con el pesado bagaje de cuatro años de administración freddysta a cuestas, la frase “Voy a hacer de Umán la mejor ciudad de México”, expresada por Ruz Guzmán durante su primera campaña política en busca de la alcaldía, suena hoy a total fanfarronería y pinta de cuerpo completo a quien la dijo: Freddy de Jesús Ruz Guzmán, alcalde del municipio de Umán, Yuc.
Hoy, muchos años después, el municipio de Umán no sólo no ha mejorado, sino que, ahora mismo, está en peor situación: las calles tienen más baches, la seguridad pública es una amenaza pública al servicio de las venganzas del alcalde y en lugar de mantener y preservar el Estado de Derecho lo violentan, el equipamiento urbano en abandono y, así, un largo etcétera. Ayer, Freddy se quejó amargamente en su muro personal de Facebook, que dos menores de edad se cagaron en la puerta de casa… las cosas hay que decirlas como son y utilizar, sin miedo, las palabras correctas; los niños se cagaron en la casa del presidente municipal y, además, embarraron con mierda el picaporte de la puerta. Pero ese no fue la única “mierda” que le tiraron a Ruz Guzmán; un usuario de Facebook, que utiliza el nombre “Edward Ramírez” le mentó la madre al alcalde y, además, lo calificó como “perro farsante de mierda”. Cómo dije al principio: Freddy viene sembrando vientos desde su primera campaña política, por eso hoy está cosechando las tempestades.
Primero quiero dejar en claro que ni él que esto escribe, ni esta casa editorial, están de acuerdo con tales agresiones. Ni tampoco queremos justificarlas. ¿De que se trata entonces el asunto? Simplemente de entender por sucedieron. Causa y efecto. A través de la experiencia, se conoce que ningún fenómeno surge sin causa, “de por sí”, sino que lo engendran el desarrollo precedente de dicho fenómeno u otros fenómenos. De la nada no surge nada. Todo fenómeno tiene su origen, lo que lo engendra. Es precisamente lo que se llama “causa”. Lo que surge bajo la acción de la causa se denomina efecto. Que los dos chicos fueran a cagarse a las puertas de la casa del alcalde y la mentada de madre y los adjetivos calificativos vertidos por Edward no deben de verse como hechos aislados y muestras de majadería o mala educación; son un efecto. Y lo grave del asunto, es que a Freddy Ruz y sus voceros oficialistas les falta la inteligencia necesaria para ver que esos dos hechos representan el sentir de una gran mayoría de la sociedad umanense.
¿Y que causó tal efecto? Hace más de tres años, Ruz Guzmán emprendió su primera campaña política rumbo a la alcaldía umanense bajo el eslogan “Juntos rescatemos Umán”. El verbo rescatar utilizado en ese eslogan no era una casualidad, sino una promesa cuyo compromiso significaba levantar a una ciudad abandonada durante años por nefastas administraciones. Rescatar Umán era devolverles la dignidad a sus instituciones públicas, a sus habitantes y a la ciudad misma. Pero nada de esto sucedió. Y para muestra basta un botón; uno de los volantes que Ruz Guzmán repartió en esas fechas contiene cuatro compromisos específicos sobre un servicio que hoy está siendo seriamente criticado, sobre todo por que es época de calor y de contingencia sanitaria: el servicio de agua potable por parte de SAPAMUY.
“Daré mantenimiento preventivo y correctivo a la infraestructura existente. Ampliaré la red de suministro. Se dará el servicio las 24 horas. Privilegiaré este servicio a personas con discapacidad y adultos de la tercera edad.” Ahí ponemos, junto a esta nota, la imagen de dicho volante como prueba. Fueron los compromisos, en cuanto al servicio de agua potable, contraídos por Freddy para que votaran los umanenses por él. Sin embargo, después de cuatro años, no sólo no cumplió ninguno de esos compromisos, sino que, además, el servicio empeoró. Freddy se queja porque dos niños se cagaron en la puerta de su casa y un tipo le mentó la madre en el Facebook ¿se ha preguntado el primer edil como se sienten los usuarios de SAPAMUY que, mes a mes pagan, puntualmente su recibo de agua potable para recibir, a cambio, un chisguete en su llave principal?
Ciertamente es una burla para los ciudadanos que el director de comunicación social y (des)atención ciudadana, Omar Pech, afirme en las redes sociales que después de un vídeo-reportaje presentado por esta casa editorial, gente de SAPAMUY fue a verificar la instalación del quejoso y que en su reporte indicaron que todo estaba muy bien, cuando no es verdad, tal y cómo el mismo ciudadano lo demostró con otro vídeo. No se preocupe, señor presidente municipal, esos vecinos no irán a tirar mierda en la puerta de su casa, pero sí se están organizando con el abogado para presentar una demanda colectiva por el mal servicio de agua potable que usted les da.
No hay argumentos que valgan para justificar el actuar de esos dos chiquillos y el usuario de Facebook que le mentó la madre a Freddy, pero, repito, mal haría el alcalde y sus voceros de relaciones públicas en no entender que la gente de Umán está harta de tanta incongruencia por parte de sus autoridades. La gente se siente agredida cuando se utiliza a la fuerza pública para mantener a los ciudadanos en casa por motivos de la contingencia sanitaria, mientras el alcalde se pasea tomándose fotos con gente de la tercera edad cuya vulnerabilidad ante el COVID-19 es evidente y corren el riesgo que el mismo alcalde los contagie. ¿Por qué no les hace llegar el alcalde esas despensas a esa gente mediante parientes de ellos que sean jóvenes y sanos? ¡Ahhh, no! ¿Qué gracia tendría eso? La sana distancia que tanto pregona el alcalde en tiempos de Coronavirus no importa, lo que vende para su imagen política es la foto junto a los ancianos y enfermos.
Y su director de comunicación social, relaciones públicas y (des)atención ciudadana, Omar Pech, tampoco desentona ni se le va el gallo al cantar las rancheras. Por un lado, argumenta en las redes sociales que la gente de Umán es terca y no se queda en casa, pero anoche no tuvo empacho alguno para transmitir en directo y en la vía pública un publirreportaje. Si se hubiese tratado de una noticia, se entiende y se justifica, pero era un publirreportaje, nada de vital importancia. Ahora con que cara Omar Pech le dirá a los umanenses que los once contagiados de COVID-19 en Umán es por culpa de los ciudadanos que no se quedan en casa.
No, yo no justifico que esos dos niños se hayan cagado en la casa de Freddy Ruz. Tampoco justifico la mentada de madre de Edward, pero sí entiendo que no se trata de casualidades, sino de causalidades: la gente de Umán ya está harta. Es cuánto.
José
8 mayo, 2020 at 2:46 am
Investigando me di cuenta que el sr freddy no cuenta con registro de su cédula profesional en la pagina oficial