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El Comité de Transparencia del municipio de Umán: la iglesia en manos de Lutero
Por Fernando A. Toledo y Rivadeneyra
Si de por sí es casi imposible obtener una respuesta positiva cuando un ciudadano solicita, a través de la Unidad de Transparencia Municipal, información que se supone pública, imagínese lo que sucedería si esa información dependiera de un comité de transparencia conformados por los mismos que están obligados a transparentar esa información.
Eso es exactamente lo que sucede en Umán. El famoso y cacareado comité de transparencia está conformado por las personas menos idóneas: Armando de Jesús Rosado Quintal, secretario de la comuna; Wilberth Adrian Ortiz Gamboa, jurídico y Pablo Martínez Molina, director de finanzas.
Viendo los nombres y los cargos nos queda muy claro que aquí hay plan con maña y que la selección de los integrantes del comité no está diseñada para la transparencia, sino para la opacidad.
De entrada, tenemos a Pablo, en finanzas, y a Wilberth, en el área jurídica, que son hombres provenientes de la administración de Freddy Ruz Guzmán, una de las administraciones municipales más corruptas en la historia de Umán. Ambos eran hombres de todas las confianzas de Ruz Guzmán, pero no de cara al pueblo.
La conformación del comité se supone que tiene como fin generar confianza, tener la certeza que lo que se transparenta es lo que realmente debe transparentarse. Sin embargo, este comité no genera ni certeza, ni confianza, porque los que lo conforman son jueces y parte. ¿De verdad creen que somos tan inocentes cómo para creer que Pablo Martínez va a trasparentar las cuentas públicas sin maquillaje?
Esto demuestra el discurso tramposo cuando afirman que esta administración es transparente, pero los obligados a presentar las cuentas claras son los mismos que deciden la veracidad de esa información. ¿Así o más atole con el dedo?
Es cuánto.